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El apoyo social devuelve la risa, la alegría y la conexión

Durante casi cuatro décadas, las conversaciones fluían con facilidad desde la silla del salón de belleza de Azael Cedeño mientras lavaba, cortaba, teñía y peinaba el pelo. Intercambió bromas e historias de los últimos espectáculos de su pequeña ciudad natal, Paritilla, Panamá, y de artistas como Barbra Streisand que lo llevaron a Los Ángeles a principios de los ochenta. Nunca tuvo la intención de quedarse, dice riendo, pero rápidamente se hizo amigo de todos en el barrio y se puso a trabajar mientras estudiaba cosmetología.

El día de Año Nuevo de 1986, Azael estaba barriendo su puesto en un salón de belleza cerrado cuando un hombre que fingió querer un corte de pelo le disparó a corta distancia, dándole justo arriba del hueso entre el ojo y la oreja derechos. Llamó al 911 y lo llevaron de urgencia a Cedars-Sinai, donde estuvo hospitalizado tres días. El joven estilista sobrevivió, sin daños duraderos.

“Dios estaba conmigo”, dice Azael, católico de toda la vida y feligrés desde hace mucho tiempo de la Iglesia Católica St. Brendan.

En noviembre de 2021, otra emergencia médica llevó de vuelta a Cedars-Sinai a Azael, ahora jubilado. Todo el lado derecho de su cuerpo (la cara, la lengua, el brazo y el pie) se había quedado dormido. Su equipo de neurología confirmó que el hombre de 68 años había tenido un derrame cerebral isquémico, lo que le había cortado el flujo de sangre y oxígeno al cerebro, y lo operó con éxito para despejar el bloqueo arterial.

“Debo estar aquí por un motivo”, dice Azael.


"Sé que a veces puede dar miedo, pero no pasa nada por pedir ayuda. No tenga miedo."


Efectos secundarios duraderos

El impacto del derrame cerebral finalmente obligó a Azael a ir más despacio. Perdió una parte importante de la vista en el ojo derecho, provocando la aparición de líneas conocidas como “pérdidas de campo” (hemianopsia).

La vista es un reto frecuente para los sobrevivientes de derrames cerebrales, y la mayoría (aproximadamente el 65 %) tiene algún tipo de discapacidad visual, según la American Stroke Association.

Debido a que el cerebro controla la memoria, la demencia es otro efecto secundario frecuente de los derrames cerebrales, especialmente en pacientes mayores como Azael. Los nombres, los números y las fechas se vuelven confusos ahora para Azael. A veces pierde la noción de lo que estaba diciendo. Y acordarse de tomar sus medicamentos para la presión y la diabetes con frecuencia es un reto.

“Tengo que esforzarme mucho para recordar las cosas”, explica en voz baja.

Aunque pudo recuperar la mayor parte del movimiento y el habla, el derrame cerebral interrumpió el estilo de vida independiente que había llevado durante tanto tiempo. Azael, que vive solo en una comunidad de adultos mayores de Beverly Hills, empezó a tener miedo de cocinar porque no podía ver la llama de la estufa.

Cuando caminaba, tenía que moverse lentamente y concentrarse en el suelo.

Y, lejos de su familia en Panamá, tuvo dificultad para poder ir a las citas con el médico, que eran fundamentales para recuperar su salud.

“Antes, solía hablar con todos y salir con todos”, dice Azael. “Ahora, debo tener más cuidado con dónde camino, con quién voy, con quién hablo y qué toco”.

El normalmente alegre Azael se vio llorando con facilidad y frecuencia.

“El derrame cerebral lo dejó ansioso y sintiendo que ya no era capaz de hacer las cosas por sí mismo”, dice Lesley Moreno, trabajadora médica de la comunidad de Cedars-Sinai.



Cuidado de la persona en su totalidad

El administrador de casos de Cedars-Sinai de Azael le remitió a Lesley y al Programa Community Connect en mayo de 2022.

Los trabajadores médicos de la comunidad en el programa identifican las necesidades sociales de pacientes vulnerables como Azael y les prestan su apoyo mediante visitas en casa y llamadas telefónicas. Los asistentes dan compañía mientras ponen en contacto a los pacientes con servicios a más largo plazo, como vivienda, nutrición, instrucción médica, transporte, interpretación, asistencia económica y atención médica.

Los tres trabajadores médicos de la comunidad de Cedars-Sinai están integrados en equipos médicos en entornos selectos de atención para pacientes hospitalizados y pacientes ambulatorios, incluyendo las clínicas en toda la región de Los Ángeles y el Departamento de Emergencias de Ruth y Harry Roman en Cedars-Sinai Medical Center.

La iniciativa es parte de un esfuerzo más grande de Cedars-Sinai por atender al paciente en su totalidad y tratar los factores sociales que afectan a su salud y calidad de vida.

Lesley, que ha atendido a unos 50 pacientes en su función, dice que el programa llena un vacío crítico en la comunidad.

“No sé qué haría Azael sin un trabajador médico de la comunidad”, dice Lesley, que supervisa a pacientes que hablan inglés y español.



La importancia de conexión

Lesley trabajó con el Condado de Los Ángeles para establecer el caso de Azael con los Servicios de apoyo en casa. Lo guio por el proceso de solicitud de un cuidador que hablara español y de servicios de transporte y, en el plazo de un mes, consiguió ambos.

La nueva proveedora, María Rodríguez, lo ayuda tres días a la semana con tareas domésticas y mandados, como llevar a Azael a las citas médicas y hacer las compras. Ella le recuerda constantemente que tome sus medicamentos, que le permiten controlar su presión y el nivel de azúcar, y controlar mejor las condiciones médicas que aumentan su riesgo de derrame cerebral.

La cuidadora también cocina regularmente los platos favoritos de Azael, como arroz con pollo, bananas verdes hervidas y ensaladas.

“Ahora tengo suficiente aquí para comer todos los días”, dice.

Azael ha establecido una fuerte conexión con su cuidadora, riendo, charlando y comiendo juntos. La pareja comparte un sentido del humor.

“Creo que tener a María allí hará que Azael vuelva a ser la persona que era antes del derrame cerebral”, explica Lesley.

Ahora él sonríe cada vez que hablan.

“Su ansiedad se ha calmado y está mucho menos aislado”, agrega.

Cómo mantener la fe

Azael llora al recordar cómo su fe lo ha ayudado a salir adelante siempre que ha enfrentado problemas o peligros, incluso cuando no siempre ha entendido por qué. Esta vez, la ayuda se presentó en forma de un equipo de atención que lo sorprendió con su ternura y amor.

“Me cuentan historias para ayudarme a relajarme y me hablan con mucha dulzura”, dice.

“Tras el derrame cerebral, Azael tuvo que aprender a confiar en los demás para mantenerse a salvo por primera vez”, dice su equipo de atención.

“Todos necesitan en algún momento una mano que los guíe en la dirección correcta”, dice Lesley.

Ella enfatiza que cualquier persona que tenga dificultades debe buscar apoyo, ya sea en la familia y los amigos, o en los proveedores de atención médica.

El programa Community Connect es parte de una iniciativa más amplia de Cedars-Sinai que busca retos que afectan a la salud de un paciente, como el acceso a comida, el transporte y la vivienda, e incluye una plataforma electrónica de remisión, asociaciones de la comunidad y trabajadores médicos. Los trabajadores sociales de ciertos equipos médicos pueden remitir a los pacientes al programa. También puede hablar sobre los recursos de apoyo disponibles con su proveedor médico o cuidador.

“Sé que a veces puede dar miedo, pero no pasa nada por pedir ayuda”, agrega. “No tenga miedo. Estamos aquí para ayudarlo”.

Azael con Lesley Moreno, trabajadora médica de la comunidad de Cedars-Sinai. Lesley, quien habla español, lo ha ayudado a recuperarse de su derrame, conectándolo con apoyo y recursos como transporte.

Azael con Lesley Moreno, trabajadora médica de la comunidad de Cedars-Sinai. Lesley, quien habla español, lo ha ayudado a recuperarse de su derrame, conectándolo con apoyo y recursos como transporte.